En un mundo de desarrollos eternos y crunch salvaje, A Short Hike nació como un pequeño experimento… y terminó siendo uno de los juegos indie más queridos de su generación. Desarrollado en apenas tres meses por Adam Robinson-Yu, esta aventura de escalada, diálogo y naturaleza demostró que no hace falta una superproducción para dejar huella.
Todo comenzó como una idea para un bundle de juegos benéfico. Adam quería probar un estilo visual nuevo, entre lo retro y lo moderno, y contar una historia simple pero emocional. Así nació Claire, la pajarita que necesita señal de celular… pero descubre que hay algo más allá del teléfono: un mundo amable, montañas, pesca, charlas con extraños y la recompensa de llegar a la cima por el solo hecho de hacerlo.
El desarrollo duró apenas tres meses, usando Unity y técnicas low-poly combinadas con pixel scaling para simular un look pixelado sin usar sprites clásicos. Este estilo dio identidad instantánea al juego, que además fue optimizado para correr en cualquier PC, ampliando su alcance.
Una de las decisiones clave de A Short Hike fue no incluir conflictos. No hay enemigos, ni puzzles complejos, ni cronómetro. Solo la libertad de explorar a tu ritmo. Adam diseñó cada rincón de la isla con detalle, agregando NPCs con pequeñas historias, coleccionables y actividades opcionales como pescar o correr carreras.
La música dinámica, compuesta también por Adam, cambia según lo que hagas o dónde estés. El sistema se diseñó para acompañar emocionalmente al jugador, como una banda sonora adaptativa que se mezcla con los sonidos de la naturaleza.
Lanzado en 2019, A Short Hike fue un éxito inmediato. Ganó el IGF Award al mejor juego debut, recibió elogios de la crítica y fue comparado con Animal Crossing y The Legend of Zelda por su espíritu relajado y explorador. Lo que empezó como un proyecto pequeño terminó marcando un estilo: muchos lo consideran pionero del cozy game, una etiqueta hoy fundamental en el mundo indie.
